Desde el momento que en mi clase de humanísticas nos dijeron que como una actividad más de la clase, íbamos a hacer un blog con un tema específico, pero que involucrará a los “jóvenes por la paz”, de inmediato se me ocurrió que hablara sobre las “personas especiales”... Un gran error de mi parte.
Y si, digo error no por el tema que escogí, sino por el nombre que les di. ¿Cómo estuvo eso Adriana? ¿Cómo que por el nombre que les diste?.
Desde el link hasta el título... “Niños especiales”.
Resumiré un poco la historia para que se entienda:
El viernes asistí a una capacitación que dio el CRIT para un taller de conciencia ambiental que los chavos de Huella Verde y Brigada (Grupos de la Comunidad de Trabajo Universitario) les van a dar a los niños del CRIT y a sus amigos; entonces dentro de la plática de bienvenida y de concientización nos comentaban que el término (por así decirlo), que ellos usan y que es el correcto a su parecer, es el de “Personas discapacitadas”.
¿Por qué no personas especiales?
Citaré textualmente a Lalo (el chavo de Proyectos Especiales que nos dio la plática):
“Son especiales porque... ¿vuelan? ¿Tienen tres brazos? ¿Pueden respirar bajo el agua?...
Pues NO, son iguales que nosotros, solo que no pueden realizar las mismas actividades que nosotros o que no de la misma manera; así que por eso son personas DISCAPACITADAS.
Así que por eso desde ahora no me referiré a ellos como “personas especiales” sino como “personas discapacitadas”.
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